Desacelerar no significa no avanzar

#TransformaciónDigital
“No paramos de hablar de Inteligencia artificial y el boom de “ChatGPT” pero aún hay empresarios de pymes que no saben compartir un archivo en Google Drive”
En la era de la transformación digital, la velocidad de los avances tecnológicos parece no tener freno. Desde la automatización hasta el uso de inteligencia artificial y el análisis de datos a tiempo real. La tecnología ha evolucionado a un ritmo acelerado en las últimas décadas. Sin embargo, aunque las innovaciones tecnológicas prometen hacer la vida más fácil y eficiente, no todas las empresas están en condiciones de seguir ese ritmo vertiginoso. En particular, las pequeñas y medianas empresas (pymes) a menudo enfrentan grandes desafíos para adaptarse a estas innovaciones.
La desconexión entre la tecnología y las necesidades de las pymes
El principal problema al que se enfrentan muchas pymes es que los desarrollos tecnológicos no siempre responden a sus necesidades reales. Muchas veces, las soluciones que se desarrollan están diseñadas pensando en grandes corporaciones con presupuestos amplios y equipos especializados para manejar la complejidad tecnológica. Las pymes, con recursos más limitados y estructuras menos flexibles, pueden tener dificultades para integrar en su entorno y herramientas digitales y aprovechar al máximo estas herramientas.
Aunque la tecnología está diseñada para ser un facilitador, a menudo requiere un proceso de adaptación, diseño y estrategia para gerenciar el cambio con las personas para su correcto, el cambio generacional en las pymes también juega un papel fundamental, en esta transición, esto genera sobrecostes y dilatación en el tiempo. Herramientas que prometen aumentar la eficiencia o reducir costos terminan siendo costosas de implementar, y su manejo demanda tiempo y formación adicional. En muchos casos, las pymes se ven obligadas a modificar sus procesos para ajustarse a la tecnología en lugar de que la tecnología se ajuste a ellas, lo que crea fricciones y desincentiva la adopción.
Sobrecostes por la adaptación tecnológica
Uno de los mayores desafíos que enfrentan las pymes es el coste adicional que implica la adaptación tecnológica. A menudo, los sistemas y software disponibles en el mercado no están diseñados para satisfacer las necesidades específicas de estas empresas, lo que significa que deben invertir tiempo y dinero en modificar o personalizar estas herramientas. Este proceso de adaptación de “transformación digital” puede ser costoso y muchas veces, estos gastos no se ven reflejados en un aumento inmediato de la productividad o en un retorno de la inversión.
Generando frustración en el equipo, por el esfuerzo que implica ajustar todos los procesos internos en una nueva tecnología y no pueda conectarse correctamente con toda su gestión.
Por ejemplo, un software de gestión empresarial o un CRM que promete optimizar la logística, las ventas y el contacto con el cliente, puede tener un coste elevado de implementación, pero si la pyme no cuenta con un equipo especializado para aprovecharlo al máximo, esa inversión puede no generar los beneficios esperados. Además, la curva de aprendizaje para adaptarse a nuevas tecnologías también es un factor a tener en cuenta. Las pymes, con plantillas más reducidas y multifuncionales, no siempre pueden dedicar tiempo a la formación necesaria para dominar estas herramientas.
Y esto también lleva a otro camino, y es que la transformación digital la lideran las personas, y la formación al equipo el “re skilling” es fundamental, pues se debe aprovechar el conocimiento del negocio que se encuentra en la plantilla, para entender las necesidades reales y así sincronizar la compañía con la tecnología adecuada. “No se debe saber de todo, pero sí saber que se puede llegar a realizar ahora y futuriblemente en la compañía con la constante evolución de la tecnología” esto ayudará a la innovación, la gobernanza y el liderazgo de la organización.
Muchas veces la falta de metodologías para la definición de los problemas reales en la compañía puede a llevar a perder el foco en la elección de la herramienta “ideal” pues existe demasiada oferta de soluciones en el mercado que abre muchas posibilidades y caminos a tomar, pero se debe realizar una pausa y preguntarse ¿Esto es lo que realmente necesito? ¿Esta tecnología me ayuda a generar valor? ¿Es fácil realizar un mínimo producto viable para su evaluación?, ya que si no se hace una correcta evaluación o un buen diagnóstico se puede terminar robotizando toda la empresa sin un norte claro y puede llegar a ser catastrófico.
Este fenómeno genera un círculo vicioso: las pymes invierten en tecnología con la esperanza de mejorar su competitividad, pero al enfrentarse a los sobrecostes y las dificultades de implementación, el retorno de la inversión se dilata o nunca llega, lo que desanima a la empresa a seguir invirtiendo en nuevas tecnologías en el futuro.
Es evidente que las pymes necesitan digitalizarse para ser competitivas en el mundo actual. Sin embargo, esta digitalización no puede imponerse a un ritmo que no corresponda a su capacidad de adaptación. La clave está en una adopción tecnológica gradual y realista, que tenga en cuenta las características propias de cada pyme, su tamaño, sector y recursos.
No paramos de hablar de Inteligencia artificial y el boom de “ChatGPT” pero aún hay empresarios de pymes que no saben compartir un archivo en Google Drive, muchas veces nos cegamos por los medios y la velocidad de la información, pero la realidad del tejido empresarial no va tan rápido, desacelerar no significa no avanzar, sino todo lo contrario crecer junto al tejido empresarial con una escucha activa de sus necesidades y no distanciar los desarrolladores con las pymes, entendiendo que más del 90 % de las empresas en España son pymes”
“Las pymes conforman la columna vertebral de la economía de los 28 países de la Unión Europea. En 2017, los casi 24,5 millones de pymes generaron 4 billones de euros en valor añadido y emplearon a más de 94 millones de personas, lo que supone dos tercios del empleo total de la UE28 y algo menos de tres quintos de su valor añadido en el sector empresarial no financiero. “
Ministerio de industria, comercio y turismo. (2019). MARCO ESTRATÉGICO EN POLÍTICA DE PYME 2030.
Las pymes pueden beneficiarse enormemente de la tecnología, pero para hacerlo deben tener la habilidad de seleccionar aquellas soluciones que realmente respondan a sus necesidades. Adoptar tecnología por el simple hecho de hacerlo, o porque es la tendencia, no garantiza el éxito. De hecho, muchas pymes han fracasado al intentar subirse a una ola tecnológica sin contar con una planificación adecuada o sin considerar los costes ocultos de la adaptación.
La transformación digital de las pymes será exitosa si se hace con una estrategia que contemple tanto el potencial de la tecnología y las personas como las realidades y problemas reales de las organizaciones.
